Desde hace muchos muchos años, el gobierno de Andrés Martínez ha tenido superávit en todos los finales de legislatura.
Podría ser un éxito de buena gestión, pero no lo es, porque al año siguiente toca pagar las facturas que se guardaron en el cajón, cogiendo dinero de un presupuesto que nace sin la previsión de estos pagos.
Dicen que pagan a 29 días, pero el que trabaja con el ayuntamiento bien sabe que no es así.
Además la forma de retrasarse en los pagos se ha convertido en un arma de disuasión política, como no pueden desmoralizar a la oposición, lo que hacen es cortarnos los fondos para que tengamos menos capacidad de maniobra.
Los concejales de la oposición no disponen de oficina, a pesar de que la ley lo exige en la medida que un ayuntamiento pueda disponer de ellas. En Peñíscola hay muchas oficinas cerradas, ya sea en el viejo ayuntamiento o simplemente una mesita en el SAC. Pero no interesa que la oposición sea accesible a la ciudadanía.
Tampoco disponemos de dotación presupuestaria para nuestros gastos políticos, y los concejales debemos sufragar cada gasto en abogados y material de nuestra asignación por asistencias.
El caso es que no disponemos de fondos desde Noviembre, ya que no nos han pagado todavía y ya entramos en el 2018.
Se adeuda a nuestra agrupación.
El Pleno Ordinario de Noviembre 100€
Las tres comisiones informativas de Noviembre 225€
La junta de Portavoces de diciembre 75€
Y a día 29 de diciembre nos han pagado sólo el Plenos extraordinario y la comisión informativa de Diciembre 175€.
¿Incompetencia de los técnicos? No! Incompetencia de Andrés Martínez Castellá , que siendo el máximo responsable frena los pagos a los concejales de la oposición, para dañarnos en lo que pueda.
Andrés Martínez está en decadencia, cada vez le vota menos gente y legislatura tras legislatura va perdiendo votos. Los últimos coletazos del que podría haber sido un buen Alcalde, pero que fracasó estrepitosamente por su avaricia.